martes, 24 de octubre de 2017

EL RETROVISOR

En Francia la Duquesa d’ Uzés fue la primera mujer que obtuvo el permiso de conducir; pero era una dama muy coqueta y  le gustaba siempre estar perfecta,  por esa razón se le ocurrió hacer instalar un espejo en el parasol y así comprobar siempre la perfección de su aspecto.

Pero el retrovisor como tal, empezó su trayectoria en una pista de carreras, concretamente en el circuito Marmon, de Indianápolis.

A principios del siglo XX era práctica común que se sentara en la parte trasera de los coches de carreras un mecánico para vigilar a los perseguidores. En 1911, en las 500 millas de Indianápolis, Estados Unidos, Ray Rannoun no encontró ninguno que le acompañara, y para ver a sus contrincantes se le ocurrió instalar un espejo en el coche. Obtuvo permiso para tomar parte en la carrera y ganó. Había nacido el retrovisor, que se comercializó en 1914 y que en los años 20 ya salía incorporado de serie.



Mucho han cambiado los modelos y los usos, desde el retrovisor interior, único obligatorio, hasta los dos exteriores y el interior, hasta los modelos más perfectos llamados espejos inteligentes porque llevan  acoplada una pantalla con cámara gran angular en el portón para poder ver atrás si la visión  es oscura, o cualquier otro obstáculo. 



Eso en los coches particulares, porque en los de autoescuela hay que añadir los tres del profesor, es decir el automóvil lleva acoplados 6 espejos como mínimo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario